viernes, 7 de diciembre de 2012

...Pero, ¿y las musas?


Sabina: ¿Y las musas? Porque yo tengo un contencioso con él toda mi vida. Yo me he pasado la vida persiguiendo a las musas. Yo quería ser un chulo de musas. De hecho les he llevado flores, serenatas, me he dejado una pasta... ¡El pan de mis niñas!

Serrat: ¡Shakespeare era un chulo de musas! Tú soñabas con ser un chulo de señoritas que fuman, que es otra cosa...

Sabina: ¿De putas?

Serrat: Sí, de putas. Porque claro, uno no puede pretender conquistar a las musas llevándoles flores... sacándoles a pasear en carros de caballos, invitándolas a cenar percebes... Las musas no entran en esto.

Sabina: ¡Pero sin pasta las musas no vienen!

Serrat: No, las musas vienen, ¡las putas son las que no vienen!, las musas sí.
Shakespeare fue un hombre humilde...

Sabina: Un chulo de putas.

Serrat: No, un chulo de musas.

Sabina: Ilústrame, maestro.¿Pero las musas de dónde vienen? ¿De dó vienen?

Serrat: ¿De dónde vienen o van?
Quien lo sabe...


Las musas eran en la mitología griega las hijas de Zeus y Mnemosyne, diosa de la Memoria.

El numero de musas varió según los autores y épocas: Pausanias habla de tres musas, Cicerón de cuatro y Platón y los neoplatónicos de nueve.
Es esta última visión la más aceptada hoy en día.
Según Platón y los neoplatónicos, las musas son los entes mediadores entre los dioses y los poetas.

Las nueve musas son las siguientes:


  • Calíope: musa de la elocuencia, la poesía y la épica.
  • Clio: musa de la Historia.
  • Erato: musa de la poesía lírica y coral.
  • Euterpe: musa de la música.
  • Melpómene: musa del canto y de la tragedia.
  • Polymnia: musa de la retórica.
  • Terpsícore: musa de la danza.
  • Thalia: musa de la comedia.
  • Urania: musa de la astronomia.
Nicolas Poussin. El monte Parnaso. Museo del Prado.
En el monte Parnaso habitaban las musas junto a Apolo.



jueves, 6 de diciembre de 2012

Asclepios y su poder sanador.

Asclepios o Esculapio, según nos refiramos al dios griego o romano, era el dios de la medicina y la curación, venerado en diversos santuarios por todo el Mediterráneo.
Nunca fue incluido entre las divinidades olímpicas. Fue considerado un dios menor.
Su nombre ha estado relacionado desde siempre con la medicina. Ya en época del poeta Homero encontramos su nombre en la Ilíada [1], asociado a dos excelentes médicos.
Es a partir del siglo VI-V a.C. cuando empezamos a oír hablar de Ασκλεπεια, es decir, de templos dedicados a Esculapio, siendo los periodos helenístico y el romano, donde este culto alcanzará su máxima expansión.

Existen tres versiones sobre el nacimiento de Asclepios, aunque la más común es la siguiente: según la mitología, Asclepios era el hijo del dios Apolo y de Coronis, mortal hija del rey Flegias de Tesalia. Coronis y Apolo tuvieron una relación de la que esta quedó embarazada. Como Coronis estaba prometida con Isquis, hijo de Elato, rey de Arcadia, se dispuso a casarse con él, noticia que no agrado para nada Apolo.
Ayudado por su hermana Artemisa, acudió a los esponsales de Coronis, llevando a cabo una matanza entre los allí presentes. En un momento de arrepentimiento, Apolo extrajo a su hijo, Asclepios, del vientre de su madre y se lo entregó al centauro Quirón confiándole su educación.

El centauro Quirón con Aquiles.
En esta leyenda encontramos también la explicación del porqué del plumaje de los cuervos, viendo una vez más como la mitología estaba presente en todos los ámbitos de la realidad helena: Apolo habría mandado a un cuervo, por entonces blanco, símbolo de pureza, vigilar a su amada. Cuando el cuervo se enteró del matrimonio entre Coronis e Isquis, voló raudo a informar a Apolo. Este, castigó al animal por ser portador de malas noticias, tiñendo su plumaje de negro, símbolo de la muerte, y le condenó a la perdida de su vez, graznando en vez de cantando armoniosamente los cuervos desde este desafortunado episodio.

Apolo confió la educación de su hijo al centauro Quirón, que instruyó a este en el arte de la medicina y la caza. Atenea también participó en la educación de Asclepios. Entregó al joven Asclepios dos ampollas rellenas de sangre de la Gorgona. Una, envenenada; la otra, con el poder de devolver a los muertos a la vida.

Hay que ver en este hecho, más allá de la simple mitología. El símbolo de Asclepios es la serpiente, y desde muy antiguo, las gentes conocían que este animal es mortal, si, pero también que su veneno puede ser utilizado, si es en la dosis justa para curar ciertas enfermedades o como antídoto. Hay que ver además en la serpiente, animal que vive bajo tierra, el símbolo del conocimiento de lo subterráneo, incluyendo en esto el mundo de los muertos, el cual no olvidemos, según los griegos, se encontraba bajo tierra.
Asclepios, tenia por lo tanto la capacidad de devolver a los muertos a la vida, algo que alteraba el orden racional del mundo y que no gustaba nada a Zeus, que ante las protestas de su hermano Hades y la osadía cometida por Asclepios resucitando al hijo de Teseo, Hipólito, mata al hijo del dios Apolo lanzándole un rayo.
Asclepios.

Como hemos mencionado anteriormente, aunque Asclepios no fue nunca considerado como dios olímpico, la importancia de su culto está representada en forma de templos por todo el Mediterráneo.
No se sabe con certeza donde pudo haber surgido el culto a Asclepios, si bien se cree que pudo haber sido en Tesalia donde encontramos el Asklepeion de más antigüedad en la ciudad de Tricca, de la cual Asclepios es considerado héroe epónimo y protector de la ciudad. No obstante, a nivel panhelénico, una vez producida la divinización de Asclepios, el santuario más importante será el de Epidauro.

Pausanias nos habla de la existencia de 63 santuarios de Asclepios sólo en Grecia. Los arqueólogos han encontrado unos 320 a lo largo de todo el Mediterráneo. Los más importantes serian el de la Isla de Kos, de donde era originario Hipócrates; Pérgamo, Ampurias, y el de la Isla Tiberina en Roma.

El santuario de la isla de Kos.

Asklepeion en la isla de Kos.
El santuario constaba de cuatro terrazas sostenidas por muros de sillares y unidas entre sí por escalinatas de mármol. En la terraza más alta, rodeada en tres de sus lados por un pórtico dórico, se hallaba el templo del dios, con 6 columnas en la fachada y 11 en los lados cortos, de orden dórico, erigido en época helenística. En la terraza siguiente se hallaba el altar, restructurado en el siglo II a. C., con una escalera en el centro y una columna de mármol de orden jónico, al que flanqueaban un templete consagrado a Asclepios y otro de época romana, probablemente dedicado a Apolo.

En la terraza ulterior se encontraba el grandioso conjunto del hospital, constituido por pórticos en tres de sus lados que conducían a unas habitaciones rectangulares utilizadas seguramente para hospedar a los peregrinos que visitaban el santuario para someterse a curas terapéuticas.
Una de las figuras más relevantes que podemos relacionar con este santuario es la de Hipócrates. Hipócrates es considerado uno de los padres de la medicina y  habría nacido en el 460 a.C en esta isla donde más tarde ejercería como médico y profesor de medicina.[2]

El santuario de Epidauro.

Anteriormente a la edificación del templo a Esculapio en la llanura de Epidauro, habría un templo consagrada a Apolo Maleatas sobre el monte Kinortion, que correspondería al culto poliado de la ciudad.
Las razones de la construcción del templo de Asklepios en la llanura pudo haberse debido a una cuestión de comodidad, puesto que este se había convertido en un culto panhelénico, y el anterior lugar de culto no seria lo suficientemente amplio. Fuese cual fuese la cuestión del traslado del templo a la llanura, estaríamos hablando de comienzos del S. IV.
El temenos estaba rodeado por una cerca que definía los límites del terreno sagrado. Dentro del temenos, estaba prohibido morir, dar a luz, derramar sangre, etc. lo que se consideraba una impiedad y obligaría a purificar toda la parcela.
αβατον o pórtico en Epidauro
La entrada al recinto se hacia a través de unos propileos situados en la parte norte del conjunto. Consistía en dos fachadas de orden jónico, coronadas ambas por una columnata corintia.
El templo en si, era obra del arquitecto Teodoto y fue edificado hacia el 380 a. de C. Era de tipo dórico y hexástilo y constaba de una única naos. Estaba edificado en mármol del Pentélico y maderas orientales. En su interior se encontraba una estatua sedente hecha en mármol y oro por el escultor Trásimenes de Paros, que representaba a Asclepios.
En las cercanías del templo se encontraba el ενκομετεριον o αβατον, pórtico donde se realizaría la ceremonia de la incubatio.
Además, formaban también parte del conjunto monumental de Epidauro un tholos ricamente decorado, obra de  Policleto el Joven donde es posible que se conservasen las serpientes sagradas del dios[4], edificios destinados al alojamiento de los peregrinos, templos dedicados a las divinidades sanadoras menores como Higia[3], y un estadio.

El santuario de Ampurias.

Situado en la antigua colonia focense fundada en el s. VI a.C., el culto a Asclepios habría llegado a través de los muchos navegantes que llegaban a esta colonia comercial.
Templo e imagen del dios en Ampurias.
El templo constaba de una única nave. Frente a este, se encontraba una cisterna destinada a almacenar el agua lustral que se utilizaba en las abluciones y purificaciones, y en la que además podrían haber habitado serpientes exportadas desde Epidauro.
En las excavaciones se encontró una estatua con los atributos que se le otorgan a Asclepios: un hombre barbado y de pelo largo, vestido con una túnica y portando un bastón, que a sus pies tenia enroscada una serpiente.
Durante toda la época helenística, el culto a Asclepios en Ampurias estuvo ligado al de las divinidades egipcias Isis y Serapis.[5]

La isla Tiberina en Roma.

Es posible que Asclepios ya fuera conocido por los romanos desde mediados del s. IV a.C., antes de la introducción del culto en la ciudad de Roma, a causa de los contactos que estos mantenían con las ciudades griegas situadas en el sur de la península itálica.
La llegada del culto de Esculapio a Roma se habría producido en una época en la que la peste asolaba la ciudad, concretamente el año 293 a.C. En etapas anteriores, a consecuencia de estas pestilentiae ya se había introducido en Roma el culto a Apolo Medico como remedio contra le enfermedad.
Isla Tiberina
Una vez consultados los libros sibilinos, las autoridades romanas enviaron a Epidauro una embajada presidida por C. Quintus Ogulnius Gallus.[6]
Cuando la embajada admiraba la estatua del dios en Epidauro, una serpiente habría escapado de ella y subido al barco romano, lo que se tomó por los presentes como una manifestación divina. Una vez llegados a Roma, se encontraban remontando el Tíber, cuando la serpiente se zambulló en las aguas y nadó hasta una isla cercana, la isla Tiberina, lo que fue interpretado como señal de que Esculapio había elegido a través de la serpiente el emplazamiento del futuro templo.[7] Una vez construido el templo en el lugar indicado por la serpiente, toda peste desapareció de Roma.

Los arquitectos romanos elaboraron una vez más un diseño extraordinario. Convirtieron la isla Tiberina, donde la serpiente había desembarcado, en un templo flotante: revistieron las orillas con muros elaborados en travertino, asemejándose en los extremos a la proa y la popa de un barco. Erigieron un obelisco en el centro al estilo de un mástil haciendo que la ínsula pareciese un navío.
Hoy en día no conservamos demasiados restos de esta maravillosa obra. Sobre el templo se erige hoy en día la basílica de San Bartolomeo all’Isola. Como detalle curioso, símbolo de la pervivencia de los lugares de culto paganos, encontramos actualmente en esta isla un hospital.
Basílica de San Bartolomeo all'Isola

El ritual.
Los fieles acudían al santuario de Asclepios en busca de curación para sus enfermedades. Comúnmente, se habla tan solo de la incubatio cuando en realidad el ritual incluía diversas fases como veremos a continuación.
Al entrar en el recinto sagrado, el paciente se sometía a diversos ritos purificadores de cuerpo y espíritu que incluían ayunos rigurosos, baños rituales y abluciones, que eran necesarios antes de realizar la ceremonia de incubatio. También se realizaban sacrificios en honor de Asclepios y todas las divinidades asociadas a la curación, de cuya carne se alimentaban las serpientes sagradas, que durante la noche circulaban entre los peregrinos que dormían sobre las pieles del animal sacrificado esperando el veredicto del dios. Antes de acostarse, estos, habrían participado en otra ceremonia conocida como la “hora de las lámparas sagradas” en la cual cada uno encendería una pequeña lámpara de aceite en honor del Dios.[8]

Exvoto en honor de Asclepios e Higia
La incubatio consistía en pasar la noche en el templo donde, o bien el dios se aparecia en un sueño (οναρ)  y le comunicaba al paciente cual era la causa de su mal y que debía realizar para curarse, o bien se le aparecía mediante alguna señal (υπαρ) (probablemente causada por algún tipo de droga o sugestión). Muchas veces estos testimonios eran confusos y debían ser interpretados por los sacerdotes, personajes a medio camino entre la medicina y la religión.

Para agradecer al dios su ayuda en la curación, los devotos solían ofrecerle, en función de su riqueza monedas de plata u oro, exvotos, o en el caso de que fueran pobres bollos de pan.
Hay varios testimonios que nos muestran como generalmente la gente cumplía con la divinidad y le agradecían sus curaciones. Sin embargo también nos han llegado testimonios de desagradecidos a los que Asclepios castigaría por su avaricia: Es el caso de un ciego al que curó, y el cual  al negarse a pagar, volvió a quedar ciego; arrepentido de su avaricia, le pagó el doble del precio inicial y el dios sólo le devolvió la salud de un ojo dejándole tuerto.





[8] “En torno a la Iconografía de la Serpiente de Asclepios: símbolo sanador de cuerpos y almas” pág. 66 Herbert Gonzalez Zymla.
[7] XXII. Arrivée d'Esculape à Rome. Aurelius Victor. Les hommes illustres de la ville de Rome.
[6] “Se consultaron los Libros Sagrados para ver qué término o qué remedio daban los dioses para semejante mal. Se comprobó que debía traerse a Esculapio de Epidauro a Roma”. Tito Livio, “Ab urbe condita” libro X. 10.47
[5] En torno a la Iconografía de la Serpiente de Asclepio: símbolo sanador de cuerpos y almas” pág. 72 Herbert Gonzalez Zymla.
[4] S. E. Iakovidis, Guide des musées et des sites archéologiques d'Argolide, Ekdotike Athenon, 1978, p. 127-145

[3] El saber de Asclepio no quedó limitado al Dios, sino que se deben citar también a los médicos por él formados, esencialmente, los miembros de su propia familia. Asclepio contrajo matrimonio con Epíome, de quien tuvo cuatro hijas: Yaso, Aceso, Panacea e Higia, nombres, todos ellos, vinculados a la terapia, y dos hijos, Macaón y Polidario, que participaron en las guerras de Troya y de los que ya hemos hablado”. En torno a la Iconografía de la Serpiente de Asclepio: símbolo sanador de cuerpos y almas” pág. 72 Herbert Gonzalez Zymla.
[2] Diálogos de Platón. Protágoras. Pág. 8
[1] “¡Taltibio! Llama aquí cuanto antes a Macaón, el mortal hijo de Asclepio, intachable médico, para que reconozca a Menéalo, el marcial hijo de Atreo, a quien con una flecha ha acertado alguien experto con el arco, un troyano o un licio: para él gloria y para nosotros pena Homero, “Ilíada”, canto IV.

Imagenes: www.wikipedia.org y www.correos.es