miércoles, 13 de marzo de 2013

Pontifex Maximus.

Pontifex Maximus.

Que mejor día que hoy, con todas las televisiones centradas en la proclamación del nuevo Sumo Pontífice, para hablar de este cargo cuya existencia en el tiempo se dilata hasta la Roma monárquica. 

Fumata blanca, símbolo de la elección de un nuevo pontífice.
Fue Numa Pompilio, el segundo rey de Roma, el que creo el cargo de Pontifex Maximus, entregándoselo a Numa Marcius, hijo de Marcius, senador de la época, para que este se hiciese cargo de todos los asuntos relativos a la religión.
Entre las prerrogativas del Pontifex Maximus estaba la dirección de todos los actos religiosos de Roma ya fuesen estos públicos o privados, determinar la naturaleza de las victimas de los sacrificios y elegir en que templo y que días debían ser inmoladas estas, e incluso elegir a las mujeres destinadas a ser sacerdotisas de Vesta, las Vestales, y a los flamines.
También tenia entre sus responsabilidades la de dirigir los sacrificios a los dioses manes, las ceremonias funerarias, distinguir entre los fenómenos extraños que requerían una expiación y los que no, fijar el calendario (días fastos, laborables; y nefastos, festivos), y cuidar de los archivos de Roma: los Annales Maximi.

Si nos ceñimos a su significado puramente etimológico,  Pontifex Maximus significaría "hacedor de puentes". El Sumo Pontífice estaría al frente del colegio pontificio, el cual, además de sus obligaciones religiosas, habría tenido en su origen la tarea de velar por la integridad del puente más antiguo de Roma, el Pont Sublicius.

Ubicación del Pont Sublicius sobre el plano de Roma.

En cuanto a su historia, durante la República el Pontifex Maximus era elegido entre los miembros de las familias patricias, hasta que la lex Ogulnia permitió el acceso al cargo de los plebeyos.
Ya a finales del periodo republicano también cambio el método de elección, pasando de ser elegido por cooptatio, a ser elegido por votación en los comitia tributa.

Durante el periodo imperial, el titulo fue asociado al emperador.
El primero en portarlo fue Augusto, el cual lo asumió tras la muerte de Lépido.
A partir de entonces, el pontificado acompañó a todos los títulos honoríficos que conllevaba el ser Princeps, y salvo contadas ocasiones, como es el caso de Balbino y Maximo Pupieno que compartieron esta dignidad, el cargo recayó en una sola persona.

Augusto, con el velo de Pontifex Maximus.
Una vez llegada la etapa cristiana, y con la perdida de importancia del paganismo, el titulo fue siendo cada vez más ornamental. Si bien Constatino I, el primer emperador cristiano, aun fue pontifex maximus, el titulo fue desterrado por Graciano en el año 382, incluyéndolo este entre sus medidas contra el paganismo.

El cargo estuvo en el olvido durante siglos, hasta que el papa Teodoro I lo recuperó en el año 642, siendo desde entonces sinónimo de la máxima autoridad eclesiástica católica.



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