miércoles, 30 de enero de 2013

La solitude du contrebassiste



Con frecuencia pienso que sólo escribo para tentarte,

juego a ser la zarpa de un jaguar

o un hombre en rebeldía de sí
cuando intento, superficialmente,
pulsar las cuerdas de tu contrabajo.

El sonido se escapa por las rendijas

de tus costillas, nunca permanece,

nunca resuena en la vitalidad de tus órganos.
El lutier me mira las manos,

_nada extraordinario_

contradice a sus ojos expertos, racionales.
_No trates de tocarla como si no fuera,
existe, así no te quiere_.

Vuelvo a los papeles rendido,

y sigo maldiciendo a mi ciencia exacta.

Enfurece el pizzicato cuando vuela el arco,

de nuevo mis movimientos se alargan,

reniego de ti y compongo para tu alma,
despacio….
sin orgullo….

Quedas entonces con mi poesía a solas.


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